Desde especialmente Napster, la revolución que ha supuesto Internet al mundo de la música ha provocado un cambio en muy poco tiempo a un modelo de negocio donde ganaban unos pocos, una industria que se ha democratizado gracias al auge de la red. Y mientras las multinacionales del gremio siguen peleando y haciendo lobby para que los gobiernos de turno penalicen con cárcel a quien hace una web en HTML con unos enlaces a otros sitios, otras empresas como Apple que era ajena al mundo de la música se ha hecho líder del sector, gracias a idear modelos de negocio que piensan más en el usuario que seguir sosteniendo el sistema existente.
Soy autor de un libro publicado por Planeta y por tanto también entiendo el punto de vista de las propietarias de derechos de autor, pero no se puede negar que Internet es, como dicen desde RocaSalvatella, «rediseño de procesos», así que quedarse a exprimir un modelo de negocio caduco y defenderlo con presión política en vez de analizar qué precisa el consumidor y adaptarse, me parece muy mal. Por ejemplo, existe 24Symbols para libros, como un Spotify que hace frente al trasvase gratuito de libros en formatos tipo ePub y similares. También Planeta ha lanzado un proyecto similar llamado Núbico, una respuesta a la nueva tendencia. En el ámbito editorial, igualmente y de nuevo, una empresa tecnológica sí se adaptó antes que los editores existentes, y se ha hecho la líder del sector editorial apostando por un nuevo modelo de negocio: se llama Amazon y su gran apuesta se llama Kindle.
Pero que Internet ha afectado a sectores como la música, libros y es sólo el comienzo de nuevas tendencias en las cuales las personas pueden acceder a contenidos intelectuales sin trabas y con menos intermediarios que no aportan gran cosa al negocio. El conocimiento es ya prácticamente universal. Internet también ha afectado a otros sectores como son los hoteles, donde una empresa puramente online, Booking, se ha convertido en el touroperador líder del mercado.
No sólo hablamos de Internet: otro gran sector que ha sido revolucionado de lleno es el de la fotografía y vídeo, donde los usuarios tienen ya toda la herramienta necesaria en casa para poder hacer sus fotografías, imprimirlas, montar álbumes… esto ha tumbado a empresas gigantes como Kodak.
Tenemos que sumar a la introducción la aparición de herramientas como hardware libre, impresoras 3D a buen precio, escáneres 3D… y se puede apreciar que en esta gran revolución ya no hablamos sólo de cosas que están en soporte lógico, sino también físico.
Poco queda para que podamos replicar cualquier objeto que veamos por la calle sin necesidad de pasar por la caja de quien lo diseñó. El usuario marcará tendencia y decidirá en qué quiere gastar su dinero, así que hay que saber cuál es la situación y anticiparse a dar al usuario lo que realmente está buscando, necesita y está dispuesto a pagar. La propiedad intelectual es cada vez menos la parte importante de algo, aunque aún quedarán años y años de batallas legales, trabas y demás presiones de grupos interesados.
Mientras unos legislan y siguen durante años intentando poner inutilmente puertas al campo en un tema que no van a conseguir frenar puesto que el consumidor ya está gastando su dinero de otra manera, otros trabajaremos en divulgar que todo ha cambiado y que de nada sirve ir en contra del que sostiene todo: el consumidor.
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